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La agricultura regenerativa en el cultivo de cannabis

La producción de cannabis está experimentando un cambio transformador a medida que más cultivadores adoptan prácticas de agricultura regenerativa para abordar los desafíos ambientales y satisfacer la creciente demanda de productos sostenibles.
cultivo outdoor

Índice de contenidos

El cultivo regenerativo de cannabis no es solo una tendencia, sino un movimiento que prioriza la salud del suelo y la biodiversidad a largo plazo. Y los cultivadores más innovadores están descubriendo que adoptar técnicas regenerativas no solo es beneficioso para el medio ambiente, sino que también puede mejorar la calidad de sus cosechas y reducir los costes operativos a largo plazo.

Durante siglos, los seres humanos cultivaron alimentos y fibras sin fertilizantes químicos ni pesticidas, aprendieron a rotar cultivos y a regenerar el suelo con microorganismos. La humanidad no tuvo más remedio que cultivar de esta manera, pero solo en los últimos 100 años la agricultura industrial ha ganado predominio.

Ahora, a juzgar por la asombrosa cantidad de desperdicio de alimentos y el impacto de la agricultura extensiva en el medio ambiente, algo ha salido terriblemente mal en nombre del progreso. Esta reflexión es igual de válida para el cultivo de cannabis, una planta que, en su auge moderno, también ha caído en las trampas de la producción intensiva.

En este contexto, la agricultura regenerativa propone volver a mirar la tierra como un sistema vivo, lo que significa cultivar no solo para obtener cosechas de calidad, sino también para devolverle al suelo y al entorno más de lo que se extrae. Frente a los monocultivos, el uso excesivo de fertilizantes y el agotamiento de recursos, la agricultura regenerativa busca restaurar la fertilidad, la biodiversidad y la resiliencia del ecosistema agrícola.

El principio central es claro: cerrar el círculo. Todo residuo debe volver al sistema como recurso; y cada intervención debe favorecer la vida del suelo, la diversidad de plantas o la salud del entorno.

El cannabis, con su valor y adaptabilidad, se ha convertido en un laboratorio ideal para estas prácticas, que no solo benefician al planeta, sino que también pueden resultar en un producto final de mayor calidad.

No labranza y cultivos de cobertura

Uno de los pilares de la agricultura regenerativa es la no labranza o labranza mínima, donde en vez de arar, se recomienda aflojar ligeramente el suelo solo cuando es indispensable y cubrirlo siempre con materia orgánica o cultivos de cobertura.

Al evitar remover el terreno, se preserva su estructura natural, la humedad y la vida microbiana de los organismos beneficiosos, obteniéndose un suelo vivo que favorece raíces sanas, mejor absorción de nutrientes y plantas más resistentes.

Las hierbas no deseadas se controlan mediante acolchado o “mulching“, que además ayuda a conservar la humedad y aporta materia orgánica al descomponerse. Y, aunque puede haber una curva de aprendizaje inicial, con el tiempo las plantas de cannabis desarrollan sistemas radiculares más robustos y muestran mayor resistencia a condiciones de estrés.

Los cultivos de cobertura, que se siembran entre temporadas o junto a las semillas de marihuana para proteger el suelo, fijar nutrientes y alimentar la vida microbiana, también representan una de las herramientas más poderosas en el arsenal de la agricultura regenerativa.

Las gramíneas como el trigo ayudan a estructurar el terreno con sus sistemas radiculares fibrosos, mientras que las legumbres como las lentejas o el trébol tienen la capacidad única de fijar nitrógeno atmosférico gracias a su simbiosis con bacterias específicas. O las brassicas, como el repollo, pueden ayudar a romper capas compactadas del terreno con sus raíces pivotantes.

como hacer mulching
Las malezas se controlan utilizando técnicas de acolchado o “mulching”, lo que también ayuda a retener la humedad del suelo y a incorporar materia orgánica a medida que se descompone. Aunque al principio puede requerir cierta adaptación, con el tiempo las plantas de cannabis desarrollan raíces más fuertes y muestran una mayor tolerancia al estrés ambiental.

Plantas compañeras como aliadas estratégicas

Las plantas de acompañamiento representan una extensión natural del concepto de cultivo de cobertura, pero con un enfoque más específico en la interacción directa con el cannabis durante su etapa de crecimiento. Y para implementar eficazmente esta técnica, el cultivador debe seleccionar especies que cumplan funciones complementarias.

Las aromáticas, como la albahaca, menta o caléndula, son excelentes repelentes de plagas gracias a sus compuestos volátiles que confunden a los insectos perjudiciales. La manzanilla o la ortiga, por su parte, tienen propiedades que estimulan la producción de aceites esenciales en el cannabis, potencialmente mejorando su perfil de terpenos y aroma final. Y algunas flores como el girasol o la equinácea atraen polinizadores y otros insectos beneficiosos que ayudan a controlar plagas naturalmente, creando un pequeño ecosistema equilibrado y reduciendo la necesidad de pesticidas.

Rotación, diversidad y compost: el suelo como protagonista

La rotación de cultivos es esencial para evitar el agotamiento del suelo y romper los ciclos de plagas y enfermedades. Alternar cannabis con leguminosas, cereales o abonos verdes permite que el suelo recupere nutrientes y estructura.

Una estrategia de rotación efectiva para el cannabis podría incluir una secuencia de cuatro fases:

  1. Primero cannabis,
  2. Seguido por un cultivo de leguminosas (como veza o trébol) para fijar nitrógeno.
  3. Luego un cereal de raíz profunda (como sorgo o centeno) para reestructurar el suelo.
  4. Finalmente, un abono verde (como mostaza o rábano forrajero) que se incorpora antes de volver al cannabis.

Este ciclo completo podría extenderse por dos años, mejorando progresivamente la calidad del suelo con cada rotación.

El uso de compost y fertilizantes biológicos también representa la columna vertebral nutricional de cualquier sistema de cultivo regenerativo, lo que supone un cambio fundamental en la mentalidad del cultivador: en lugar de alimentar directamente al cannabis con nutrientes solubles, se nutre al ecosistema del suelo para que este, a su vez, alimente a la planta de forma natural y equilibrada.

Compostar restos de poda, hojas y residuos de cocina genera un abono rico en nutrientes y microorganismos. Los tés de compost, preparados con agua aireada y compost maduro, pueden aplicarse al riego o en forma foliar para reforzar la salud de las plantas. También harinas de hueso, sangre o algas, y preparados fermentados como el bokashi, complementan la nutrición de manera natural y sostenible.

cultivo regenerativo
El cultivo diversificado (como plantar tréboles tras el cultivo de cannabis) genera beneficios en el suelo (sustrato) para poder cultivar de nuevo en unas condiciones más óptimas que favorezcan el desarrollo de las plantas.

Control biológico de plagas e integración de animales

A diferencia de los enfoques convencionales que dependen principalmente de pesticidas químicos, los cultivadores regenerativos desarrollan estrategias holísticas que fortalecen la resistencia natural de las plantas y favorecen el equilibrio del ecosistema.

Hongos beneficiosos, como especies de Trichoderma y micorrizas, colonizan la rizosfera y establecen relaciones simbióticas con las raíces del cannabis, mejorando la absorción de nutrientes y creando una barrera física y bioquímica contra patógenos.

Complementando esta estrategia, los cultivadores despliegan insectos beneficiosos como mariquitas y ácaros depredadores para combatir plagas como pulgones, araña roja o mosca blanca.

Los preparados botánicos representan otra herramienta valiosa: extractos de neem, piretro, ajo y chile pueden aplicarse preventivamente o como primera línea de defensa contra infestaciones emergentes; y pueden elaborarse en la propia finca, maximizando la autosuficiencia y reduciendo costes.

La integración de animales de granja, aunque menos común en el cannabis, también es posible y muy beneficiosa. Gallinas y patos pueden controlar plagas y fertilizar el suelo con sus excrementos, mientras que ovejas o cabras pueden pastar cultivos de cobertura entre temporadas. Para cultivos más pequeños o urbanos, pueden implementarse sistemas de vermicultura (cultivo de lombrices) para convertir residuos orgánicos del cultivo de cannabis en vermicompost de alta calidad.

Gestión eficiente del agua, de energía y de residuos

En la agricultura regenerativa, el agua, recurso cada vez más escaso, debe gestionarse con eficiencia. Sistemas de captación de lluvia, de agua de condensación, riego por goteo y recirculación permiten reducir el consumo y evitar el desperdicio.

Estos sistemas pueden variar desde simples barriles conectados a los techos hasta elaborados sistemas de cisternas y estanques diseñados para capturar escorrentía.

En cultivos interiores, el uso de energía limpia mediante la instalación estratégica de paneles solares, puede suplementarse con otras fuentes renovables como pequeñas turbinas eólicas o sistemas microhidráulicos donde sea factible. Aunque la inversión inicial en estos sistemas puede ser significativa, los períodos de amortización son cada vez más cortos debido al aumento en los costes de energía.

El objetivo final es crear un sistema de circuito cerrado, donde todos los residuos (restos vegetales, agua, energía, nutrientes…) se reciclan y reutilizan, lo que representa la culminación de los principios regenerativos aplicados al cultivo de cannabis.

Ni los sustratos usados se desechan, sino que se rejuvenecen entre ciclos mediante la adición de compost fresco y otras enmiendas orgánicas. Estos sistemas buscan eliminar la idea misma de “residuo”, convirtiendo cada subproducto en un elemento valioso que se reincorpora al ciclo productivo.

energia fotovoltaica cultivos
El cultivo agrofotovoltaico combina la producción agrícola con la generación de energía solar, instalando paneles fotovoltaicos sobre terrenos de cultivo. Esta técnica permite aprovechar el espacio agrícola para producir energía renovable, mientras se cultivan alimentos debajo, beneficiando a ciertos cultivos con sombra parcial y reduciendo la evaporación del agua.

Un futuro regenerativo para el cannabis

La agricultura regenerativa en el cultivo de cannabis no es una moda, sino una necesidad ante el agotamiento de los recursos y la degradación ambiental. Los cultivadores que adoptan estas técnicas descubren suelos más fértiles, plantas más sanas y productos de mayor calidad, además de reducir costes y dependencia de recursos externos.

El camino regenerativo exige paciencia y observación, pero ofrece recompensas duraderas: ecosistemas más vivos, cultivos más resilientes y un cannabis que, además de ser de alta calidad, es parte de la solución y no del problema. Porque volver a los principios de la agricultura tradicional, apoyados por la ciencia moderna, es el verdadero progreso que el cannabis necesita para florecer en armonía con el planeta.

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